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El término “Superfood” se ha vuelto una palabra muy utilizada en el lenguaje cotidiano referente a alimentación saludable. Sin embargo, no existe una definición técnica oficial de la palabra y pocas veces una evidencia científica oficial sobre los efectos de estos alimentos en la salud. La atención actual a los superfoods ha aumentado drásticamente, siendo principalmente usado en blogs de nutrición, periódicos online, revistas y proveedores de suplementos nutricionales [1]. 

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Según el blog “Superfood evolution”, el término “superfoods” es normalmente usado como una herramienta de marketing. Sin embargo, da una guía en la que clasifica a los superfoods como alimentos, hierbas, bebidas, extractos y suplementos que contienen cantidades altas de fitonutrientes diversos, como antioxidantes, enzimas, polisacáridos, clorofila, probióticos, grasas saludables y vitaminas. Esta definición es similar a la de “Alimentos funcionales”, término acuñado en los 80’s cuando el gobierno japonés planteó la necesidad de fomentar el desarrollo de productos alimenticios que pudieran ejercer un efecto positivo sobre la salud y reducir a largo plazo los gastos del sistema de salud [2].

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En general, se acepta que “puede considerarse funcional a todo alimento que, además de su valor nutritivo, aporta algún efecto añadido y beneficioso para la salud, que va más allá de la estricta nutrición, y que puede ser preventivo o terapéutico”. Debe resaltarse que para obtener estos efectos, los compuestos bioactivos de interés deben estar en concentraciones significativas y que es preciso integrarlos en la dieta habitual [3].

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Se estima que existen más de 10,000 fitoquímicos de variada composición, los cuales aunque no son nutrientes en el sentido clásico, han formado parte de la dieta prehumana y humana durante la evolución. Así tenemos a la fibra dietética, que no es absorbida pero que actúa fundamentalmente a nivel del tracto gastrointestinal. También compuestos de origen vegetal que tienen propiedades antioxidantes, reductoras de inflamación, reguladores de expresión de genes o que favorecen la detoxificación del organismo. El espectro de los elementos bioactivos va más allá de los vegetales y también incluye probioticos (bacterias), ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (origen marino) y el ácido linoleico conjugado o CLA (productos lácteos) [3].

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Anku ofrece barras proteicas cuya elaboración no solo contempla su calidad nutricional, sensorial y tecnológica, sino que también aportan agentes bioactivos que contribuyen al bienestar del consumidor. Han sido diseñadas para tener el mejor índice de calorías proteicas (P%), compuestos antioxidantes así como diversos tipos de carbohidratos y fibra dietaria para tener un índice glicémico balanceado.

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El principal componente de las Ankubars es la proteina iso whey, que es el aislado proteico de suero de leche. Es un ingrediente que gracias a sus procesos de purificación no contiene caseína ni lactosa, causantes de las alergias alimentarias en productos lácteos. Las proteinas iso whey son mayoritariamente lactoalbúminas y lactoglobulinas, fracciones de excelente asimilación [4].

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De la mano con las tendencias actuales, ANKU promueve el uso de ingredientes reales y superfoods como: aguaymanto, algarrobo, almendras, arándanos, avena, cañihua, chía, cacao, kiwicha, maca, sauco, quinua.

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Adicionalmente a los beneficios de los superfoods, ha de resaltarse que los productos Anku no usan ningún tipo de preservante ni colorante y son bajos en grasas. Estas características los hacen ideales para ser consumidos como snacks entre comidas o post entrenamientos.

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  1. The European Food Information Council (2012). The Science behind superfoods: Are they really super?.
  2. AFBIA. 2008. Marco legislativo para el desarrollo de alimentos funcionales.
  3. Lutz, M. y León, A. (2009). Aspectos nutricionales y saludables de los productos de panificación. 
  4. Fennema, O. (2010). Química de los Alimentos.

 

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